Oscar Wilde es considerado como uno de los iconos más destacados de la literatura inglesa. Nacido en el año de 1854, este hombre escribió una amplia cantidad de poemas, cuentos y obras de teatro. El retrato de Dorian Gray representa a la única novela que escribió, hoy bastante reconocida dentro de la literatura universal.
La vida de este genio de las letras transcurrió más que todo en el escenario de la cultura y las artes. Es un reconocido hijo de intelectuales que pudo estudiar en el distinguido Trinity College y en el Magdalen College. Aparte de su lengua materna, Oscar Wilde dominó el francés y el alemán desde que era niño.
Un rebelado contra la sociedad burguesa
Pero curiosamente, aunque sus padres hacían parte de la sociedad alta de Dublín y a pesar de su excelente formación profesional, el corazón de este genio fue realmente sensible con el resto del universo social en el que permanecía Irlanda, rompiendo así la burbuja de comodidad en la que tuvo la suerte de nacer.
El pensamiento de Oscar Wilde estuvo más que todo centrado en el esteticismo. Acerca de esto influyó en gran medida autores como John Ruskin y Walter Pater. Lo estético para él pasa a transformarse en lo sublime, en la alternativa que tiene el ser humano de encontrar su realización espiritual a través de la belleza.
Esta carta de valores es la misma que irradia en su obra, mientras confronta a una alta sociedad inglesa enfocada en lo material y en lo superficial. Este materialismo es el que lo lleva a considerar que la sociedad burgués es realmente hipócrita, irrisoria e indiferente a lo que representa el resto de la sociedad.
Su filosofía y su obra
En uno de sus cuentos más notables, El príncipe feliz, se habla de un príncipe que vive en un palacio donde “no se permitía la entrada al sufrimiento”. Cuando este personaje muere, una estatua de oro es ubicada en el lugar más alto de la ciudad, desde la cual el príncipe observa la realidad del mundo al que pertenece: visión que naturalmente perturba a sus sentimientos y lo condena a la tristeza.
Sin embargo, una golondrina se apiada de su condición y le ofrece su compañía, para que a través de su canto y su sabiduría aprenda a reconocer que es lo realmente esencial de la Vida, lo que le permite entender que su libertad y su salvación se encuentra en un universo más avanzado que el material.
En otros relatos como El gigante egoísta, El niño estelar y El cohete extraordinario, el autor vuelve a retomar esta forma de ver las cosas y la proyecta siempre de una manera muy inteligente, sin intentar ser demasiado moralista, aunque si es notable su crítica a la alta sociedad inglesa.
El fantasma de Canterville
Precisamente, uno de los relatos que mayor eco realiza sobre su filosofía es el cuento El fantasma de Canterville. En esta obra literaria, una familia americana compra un castillo en Canterville, donde habita el fantasma de Sir Simon de Canterville. El crimen que cometió data de casi trescientos años atrás y simplemente consistió en haber asesinado a su esposa Lady Eleonore.
La trama del cuento se va desarrollando de manera muy curiosa, haciendo referencia a los acontecimientos pasados y la manera en que la familia estadounidense no logra ser asustada por el fantasma. Antes bien, esta familia intenta liberar a dicha alma en pena haciendo uso de los recursos materiales más modernos, como lo es el jabón, el detergente, aceite para cadenas, entre otros.
Se trata de una solución materialista que nunca llega a tener efecto en dicho espíritu, quien realmente encontrará su liberación a través del arte, a través de lo sublime. Como prueba de ello está su vocación hacia la actuación y a la pintura, que simbólicamente se ve a través de una mancha de sangre en el suelo.
Tras ser persistente en esta gama de valores, el fantasma de Sir Simon de Canterville logra alcanzar su máxima superación y encuentra así el perdón de Dios.
Conclusión
La filosofía que vive y respira en la obra de Oscar Wilde busca que el hombre encuentre su liberación y su destino a través de una carta de valores más avanzada, la cual es solo accesible desde la sensibilidad que ofrece el arte.
Este tipo de perspectiva de la vida hace parte de una tradición que hasta el día de hoy ha influenciado mucho en autores y poetas como Gabriela Mistral, Rabindranath Tagore, Mario Benedetti, entre muchos más.