Una de las obras más reconocidas y universales de William Shakespeare es El sueño de una noche de verano. Fue escrita hacia el año de 1695, cuando el gran genio de las letras apenas contaba con una edad de 21 años. Se trata de una de las comedias más joviales del autor inglés, donde el amor de sus protagonistas entra en conflicto de manera constante, generando así un ambiente divertido e hilarante.
Una historia salpicada de contrastes
La estructura de esta obra se encuentra compuesta por cinco actos. Ocurre en Atenas y describe a la perfección un drama donde Hermia, quien se encuentra comprometida con Demetrio, está enamorada de Lisandro. El padre de Hermia no lo acepta, por lo que ante dicha imposibilidad, Hermia y Lisandro deciden escaparse al bosque.
El asunto empieza a complicarse cuando Helena, la amiga de confianza de Hermia, le revela la verdad a Demetrio, de quien ella está enamorada y quien espera con dicha confesión ganarse su amor. Pero lo que ocurre es que Demetrio sale en búsqueda de los enamorados mientras Helena decide seguirlo.
Las influencias de Shakespeare al crear esta obra
En el campo de la literatura, El sueño de una noche de verano se convierte en un clásico referente de cómo las artes, las letras y todo el imaginario de ficción cosechado a lo largo de la historia de la humanidad, pueden generar obras matizadas con nuevas influencias y escenarios.
Por ejemplo, se tiene en claro que Shakespeare se inspiró en El descubrimiento de la hechicería, del escritor Reginald Scott, como también del Asno de Oro del autor griego Apuleyo y parte de la narrativa de Chaucer, Plutarco y Ovidio.
Pero además de esto, el solo hecho de que Shakespeare acuda a la mitología griega para rescatar una gama de personajes tanto reales como imaginarios, supone el rediseñar una historia en donde los tintes del buen humor cambian radicalmente toda la concepción que se tiene de la Antigua Grecia.
De ese modo, Shakespeare se hace cargo de contextualizar lo que es el humor del mundo griego, sometiendo a sus personajes a una gama de experiencias que dejan a la vista la real naturaleza humana que éstos poseen.
El impacto de esta obra en la sociedad de la época
Esta obra de teatro, es una parodia que recae sobre los nobles que hacen parte de la Corte de Isabel I. Los matrimonios representados por esta generación de nobles, debían enfrentarse al drama y al conflicto del poder político vigente, mientras el amor por si mismo intentaba triunfar.
Es decir, lo romántico y lo candente que supone todo enamoramiento, se hallaba en tela de juicio por parte de los estigmas y arquetipos sociales de la Corte de la sociedad inglesa. Por eso, resulta curioso que Shakespeare, a una edad tan joven, haya podido crear una obra tan singular, madura y cargada de tanta crítica social.
En gran medida, la razón del éxito de El sueño de una noche de verano, obedece al hecho de que los personajes fantásticos y mitológicos se conjugan con la vida y las pasiones de los protagonistas. Las tramas de la obra se van eslabonando, creando así una historia única y conflictiva.
Una comedia de calibre universal
El argumento se torna cada vez más creíble a medida que avanza la obra, mientras los personajes de fantasía adquieren mayor presencia en la obra. Además de esto, la estructura de la obra resulta fascinante, lo mismo que el ritmo con el que se teje la comedia y la interacción de todos los implicados.
El impacto de la obra de teatro El sueño de una noche de verano ha sido tan fuerte en el mundo de las letras y las artes, que ha sido representada a lo largo y ancho de todo el mundo, convocando a los mejores actores para lograr generar el clima perfecto entre comedia y drama al que está sujeta su estructura argumental.
Es una obra fascinante que ha influido durante generaciones a escritores y dramaturgos, convirtiéndose en éxito tan prodigioso como lo es Las Mil y una Noches, La Ilíada, El Quijote o Los miserables.
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