Pero Víctor Hugo, fue más allá del presente y el contexto del siglo en el que vivió. Dio un paso adelante (aunque también hacia atrás) para explorar temáticas ubicadas en los tiempos precedentes. De ese modo volcó su atención en un tipo de literatura que se permitiría realizar un viaje histórico.
Fueron varias las obras donde el autor se enfocó en estudiar a fondo la cultura y las circunstancias de las generaciones pasadas. Es decir, sus obras literarias permiten al lector viajar a tiempos ubicados antes de la Revolución Francesa y el reinado de Francisco I.
¿Qué es lo que ofrece la literatura histórica de Víctor Hugo?
Víctor Hugo logra así introducirnos a través de la obra de teatro El Rey se divierte, en la vida del monarca Francisco I, quien gobernó a Francia desde el año de 1515. En este drama romántico, el rey es dibujado por el autor como un ser egoísta e hipócrita que es odiado por su propio bufón.
La obra, que apenas cuenta con cinco actos, fue repudiada por la sociedad del siglo XIX, por el modo en que representa al monarca y el mundo oscuro y aberrante que hay detrás del poder, tal como lo experimenta la hija de del bufón: Blanca, quien se mantiene aislada y en una burbuja de inocencia hasta que la vista del rey se fija en ella.
Lo que se rastrea en otras de sus obras
Mientras tanto, en la famosísima novela Los Miserables, el novelista francés se inspiró en el criminal francés Vidocq, quien años más tarde sería quien inauguraría la Policía Nacional Francesa. El contexto de la época corresponde al de la Rebelión de Junio, ocurrida durante 1832.
La historia de Jean Valjean, quien es un ex convicto encerrado en la cárcel durante veinte años por atreverse a robar un pan, deja en claro el clima social en el que se encuentra la Francia de ese momento, introduciendo temáticas como la fe en Dios, el progreso, el maltrato y otras circunstancias vigentes de la época. Por eso el mismo título rinde homenaje a todo un momento histórico que merecía estudiarse a través de la ficción de Víctor Hugo.
Por otra parte, en Nuestra Señora de Paris, el lector tiene la suerte de viajar hasta la fecha de 1482. Aunque la obra alude a personajes históricos reales, la novela toma fuerza por el universo que se teje en torno a la icónica catedral que da el título a la obra. En torno a la torre gira la vida misma de una sociedad, adornada con todos los detalles para hacer creíble y nítido los desafíos que enfrenta la condición humana.
El mismo nombre de la famosa catedral es ya un referente del valor histórico de esta obra: una catedral que se considera un protagonista silencioso, que observa la vida cotidiana de Paris, mientras Quasimodo, es un jorobado que encuentra en dicha torre el refugio contra el rechazo al que viene siendo sometido por una época de marcados contrastes sociales.
El impacto que ha tenido la novela histórica liderada por Víctor Hugo, sigue teniendo efecto hasta nuestros días. Cada vez son más los escritores que buscan crear nexos con el pasado creando este tipo de literatura. Para ello, necesitan, por supuesto, de una fuerte documentación histórica, para así formarse un criterio que les permita hablar con propiedad.
García Márquez lo logró a la perfección con El general en su laberinto en la cual se aproxima a la vida de Simón Bolívar, mientras que Vargas Llosa también lo experimenta en su libro La Fiesta del Chivo, donde retrata el asesinato del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo.
Se trata de un tipo de literatura que tiende a ser universal y tiene un enfoque aun más social, al intentar comprender como el hilo de la historia puede ser rescatado y reinterpretado por la ficción.
